La máquina de afeitar es un pequeño electrodoméstico, fundamental para el cuidado de nuestra imagen personal, del que tenemos que hacer uso cada poco tiempo. Un artilugio indispensable para muchos de nosotros, y cuyo surgimiento, aunque parezca mentira, es bastante reciente.
Las primeras afeitadoras desechables manuales fueron inventadas por un joven llamado King Gillette. Tras unos cuantos años desarrollando su idea, presentó su producto en 1903, convirtiéndose automáticamente en un éxito. Sin embargo, el uso de estas afeitadoras manuales no impedía que de vez en cuando hubiera ‘pequeños accidentes’ en el corte, con la incomodidad que esto generaba.
Así es como se empezó a idear la maquinilla eléctrica. Jacobo Schlick desarrolló una máquina con escaso éxito, en 1931, pero no cejó en su empeño y en 1937 presentó una versión mejorada que podríamos bautizar como la primera máquina de afeitar eléctrica. Partiendo de esta base, Remington Rand presentó en 1940 una máquina con dos cabezales. La misma empresa fabricó posteriormente una maquinilla destinada a la depilación del vello femenino.
Finalmente, el profesor Alexandre Horowitz, de los laboratorios Philips, inventó el muy popular concepto de la maquinilla basculante.