Tal y como afirma Amnistía Internacional en su página web: “La pena de muerte es la negación más extrema de los derechos humanos: consiste en el homicidio premeditado y a sangre fría a manos del Estado. Este castigo cruel, inhumano y degradante, que se impone en nombre de la justicia, viola el derecho a la vida, proclamado en la Declaración Universal de Derechos Humanos”.
El Día Mundial contra la Pena de Muerte aúna esfuerzos en pos de la abolición de toda aquella práctica que atenta contra la vida. Penas y castigos que a lo largo de la historia, e incluso en nuestros días, abarcan desde la horca y la decapitación, hasta los fusilamientos, la silla eléctrica, la inyección letal o la decapitación.
Numerosas ONGs y sindicatos, además de colectivos políticos e incluso jueces y abogados, llevan años proclamando el fin de la pena de muerte. Y están consiguiendo resultados, aunque el camino hasta la abolición definitiva está aún por completar.
¿Sabías que…?
Según datos de Amnistía Internacional, 58 países mantienen y aplican la pena de muerte, aunque el número de los que realmente ejecutan a presos en un año determinado es mucho menor. En 2009 sólo se llevaron a cabo ejecuciones en 18 países.