Seguramente hayas escuchado hablar de los residuos sólidos urbanos. Si es así y tienes dudas, te aclaramos que se trata de aquellos que se generan en las actividades comerciales y domésticas de ciudades y pueblos, así como otros no peligrosos que pueden asimilarse a los anteriores.
En nuestras sociedad de consumo, la cantidad de residuos sólidos urbanos es muy alta -en España, 1 kg. por persona y día en ciudades grandes y medianas-. Desde la basura orgánica -restos de comida-, hasta el papel de revistas, periódicos viejos y cartones de embalaje, pasando por los plásticos de los envases, metales, maderas y vidrios de todo tipo.
Una de las preocupaciones más importantes de los ayuntamientos en la actualidad es precisamente gestionar la recogida de esos residuos sólidos urbanos y su posterior tratamiento. Un proceso adecuado incluye las siguientes fases: almacenaje selectivo en contenedores, recogida y transporte, filtro manual y a través de plantas especializadas, reciclaje y recuperación de materiales, cosmopostaje y eliminación de vertidos no aprovechables.
La clasificación de los residuos sólidos urbanos tiene en cuenta sus características físicas -grado de humedad, peso específico y granulometría- y sus características químicas -composición y poder calorífico-.