Artículos de artesanía, dulces y gastronomía, además de todo tipo de detalles navideños son los protagonistas en los mercados de Navidad de todo el mundo. Pero no son solo mercadillos donde comprar, sino encantadores rincones donde descubrir las costumbres locales y dejarse seducir por colores, música, olores y luces.
Ubicados en plazas, parques o centros urbanos, los mercadillos navideños son una tradición ancestral en la mayor parte de la Europa central y nórdica. Su visita permite disfrutar de un ambiente único, rodeado de una arquitectura local, vestida de luces para la ocasión.
Uno de los mercadillos de Navidad con más encanto es Raekojaplats en Tallin. Según se cree, fue precisamente en este lugar donde se hizo el primer árbol de Navidad del mundo, allá por 1441. En la plaza del Ayuntamiento de Viena se celebra el Christkindlmarket, uno de los mercados de invierno con más solera, que cuenta con más de 7 siglos de antigüedad.
Alemania es uno de los países europeos con mayor cantidad de mercadillos de adviento. Destacan los de Colonia, donde se celebran varios todas las Navidades, pero el más famosos es Am Dom, que se levanta en la misma plaza de la catedral gótica. El mercado alemán de Augsburg, originario de 1498, es famoso por su espectáculo de ángeles que se asoman a las ventanas del ayuntamiento los viernes, sábados y domingos a las 18:00 horas.
Dignos de verse son también el tradicional Gendarmenmarkt de Berlín, el del niño Jesús de Munich, o los mercados de Bratislava y Budapest.
El interés por disfrutar de estos mercadillos está tan en alza que incluso mayoristas como Catai Tours han organizado este invierno circuitos diseñados expresamente para descubrir el ambiente de los mercadillos navideños de zonas como Flandes o El Tirol.