En fotografía, uno de los conceptos básicos que debemos controlar es la cantidad de luz a la que queremos exponer el sensor de nuestra cámara. Este concepto es fundamental ya que si sobreexponemos la imagen, ésta se verá blanquecina o quemada, mientras que si la subexponemos, se mostrará excesivamente oscura. Podemos controlar la cantidad de luz a través de tres parámetros: la apertura del diafragma, la velocidad de obturación y la sensibilidad ISO.
Centrándonos en el diafragma, debemos saber que es el elemento que abrimos y cerramos para permitir un mayor o menor paso de luz. Básicamente, cuánto más abierto esté el diafragma, más luz entrará y la exposición será mayor; por el contrario, si cerramos el diafragma, la luz se reducirá y la exposición de la imagen será menor.
El nivel de apertura del diafragma se mide numéricamente y se especifica mediante el número f. A mayor número f, menor apertura de diafragma y viceversa. Cada lente tiene diferentes rangos de apertura de diafragma, siendo la escala estándar completa, la que va desde el nivel 1.0 hasta el 64: f/1.0 f/1.4 f/2 f/2.8 f/4 f/5.6 f/8 f/11 f/16 f/22 f/32 f/45 f/64
Por último, debemos tener en cuenta que cuanto más grande es el número f (apertura pequeña del diafragma) obtendremos mayor nitidez en la imagen, pero correremos el riesgo de padecer efectos negativos como la difracción.