Qué es el late-night

El hermano pequeño del prime-time se llama late-night. Si tenemos cierto conocimiento del inglés, podremos deducir que esta franja horaria será la que sucede tarde -o pronto, según la perspectiva- en la madrugada, a rebufo del horario de máxima audiencia, pero ¿qué es exactamente el late-night?

Como casi todo lo que se cuece en la televisión, el concepto tiene su origen allende los mares, en Estados Unidos, donde la “última franja” del día ocupa el periodo desde las once de la noche a dos de la mañana. Por supuesto, como ocurría con el prime-time, dependiendo del país y la cultura, la franja horaria será distinta, aunque siempre se coloca inmediatamente después del horario de máxima audiencia. Esa hora cuando la programación se cruza con los sueños En EEUU, además, el late-night ha trascendido de ser un simple horario para fortificarse como un género propio, con una estructura y una personalidad propia.

De este modo, cuando hablamos de un programa late-night nos referimos a los característicos programas de entrevistas -o talk-shows, si queremos rizar el rizo del anglicismo- que mezclan humor con la actualidad más inmediata. Popularizados por el denominado “rey del late-night” Johnny Carson, fue el The Tonight Show de NBC el que llevó la batuta del género durante décadas. El humorista sentó las bases del formato, con sus tics y repetitiva estructura. Pese a que cada programa acabe adaptándose en mayor o menor medida a las cualidades y particularidades del presentador, hay un rito que seguir: Monólogo introductorio, banda en directo, mesa junto a las sofás de invitados -no más de dos-, grupo de música invitada al final del programa… Habitualmente, todos duran 60 minutos -incluyendo publicidad- y están rodados en falso directo horas antes.

El ‘Tonight Show’ se convirtió, además, en el mejor trampolín para los jóvenes cómicos y monologuistas, deseosos por hacerse un hueco en el mundo del espectáculo. En sus bambalinas se formaron la práctica totalidad de los cómicos más veteranos de la actualidad: desde Woody Allen a Jerry Seinfeld, pasando por Steve Martin. Asimismo, sirve de trampolín para todas las estrellas que durante la semana tengan algo que promocionar, aunque los platós suelen abrir las puertas también a políticos, deportistas y todo invitado que esté de actualidad o vaya a dar cierto juego, gracias a sus anécdotas o su carisma frente a la cámara.

Carson estuvo en el programa durante 30 años y, dado que se había convertido en una de las mayores estrellas del mundo del espectáculo, su reemplazo fue motivo de una de las batallas campales más publicitadas de la historia de la televisión. La lucha entre David Letterman -que ocupaba el neoyorquino ‘Late Night’ emitido a continuación- y Jay Leno haría correr ríos de tinta, y aún sigue candente en la mente de estos opuestos rivales todavía en activo, y con estilos cómicos muy distintos. Con el tiempo, Letterman ha acabado rompiendo récords en su ‘Late Show’ de CBS, gracias al que ya ha sumado más de 30 años en antena, superando la meta de su mentor. Mientras tanto, Leno mantiene su puesto a cargo del ‘Tonight Show’ que Carson nunca le quiso conceder, pero el camino no ha estado exento de obstáculos, habiéndose convertido en el presentador siempre amigable con quien, paradójicamente, ninguno de sus competidores quiere tener relación.

Durante 16 años, Conan O’Brien había conducido el ‘Late Night’ abandonado por David Letterman, un programa a las doce y media que, gracias a su horario, contaba con una mayor libertad creativa y un público más joven. El sueño de O’Brien -y el de muchos otros-, sin embargo, siempre había sido heredar el ‘Tonight Show’. Cuando logró la oportunidad, NBC lo mantuvo en antena durante 8 meses. El canal no solo no le concedió tiempo para crecer, sino que, puesto que había mantenido también a Leno ahora en el prime-time, contaba con una losa de la que nunca fue capaz de desprenderse. Al final, como antes hiciera Letterman, la mejor solución fue quitarse del medio y, esta vez, volar hacia la oportunidad que le daba TBS, en el cable, donde regenta el show llamado simplemente ‘Conan’. Los conflictos entre bambalinas de estos poderosos talentos son, sin lugar a dudas, mucho más interesantes que los propios programas, creando una serie de conflictos de personalidades que salpimientan lo predecible del formato.

En la actualidad, el late-night norteamericano está más concurrido que nunca. Al ‘Tonight Show’ sigue adosado el ‘Late Night’, ahora capitaneado por Jimmy Fallon, con un aire mucho más moderno, musical y jovial. Tras el ‘Late-Show’ de Letterman, encontramos el mucho más pasota ‘Late Late Show’, del escocés Craig Ferguson. En ABC, por su parte, a la media noche comienza ‘Jimmy Kimmel Live’, que se ha hecho un nombre gracias a sus exitosos vídeos virales junto a Matt Damon. Incluso el cable básico se ha granado su espacio, de la mano de los influyentes programas de noticias satíricas como ‘The Daily Show’ de Jon Stewart y ‘The Colbert Report’ de Stephen Colbert, ambos de Comedy Central. El primero ha acabado convertido en el hombre más confiable de América. El toque femenino lo pone Chelsea Handler en ‘Chelsea Lately’ de E!, pese a que las mujeres todavía encuentran innumerables trabas para hacerse un hueco en el mundo del humor. Los sábados, por último pero no menos importante, son propiedad del eterno líder ‘Saturday Night Live’, en NBC desde hace 37 años. Con las nuevas manera de ver y concebir la televisión, sin embargo, el horario ha dejado tener tanta importancia, y los contenidos se trasladan, cada vez más, a Internet de manera íntegra. Viralizar sus contenidos se ha convertido en una de las principales armas.

Típicamente norte-americano, el género del late-show no ha sido fácil de trasladar fuera de sus fronteras. En España, por ejemplo, Andreu Buenafuente ha tomado inspiración de los shows estadounidenses para dirigir su duradero show con múltiples encarnaciones, mientras que el equipo de ‘Noche Hache’ se fijó en Jon Stewart para crear su formato. No obstante, difícil será alcanzar la importancia cultural con la que cuenta en la televisión de EEUU, el paradigma del formato, donde se han convertido en una institución sin parangón.