¿Qué es un palíndromo?

‘Dábale arroz a la zorra el abad’. Ése es posiblemente uno de los palíndromos más famosos del español. Construir uno no es tan fácil como puede parecer a simple vista y, cuanto más larga es la frase, menos sentido tendrá su significado. No obstante, puede ser un juego léxico útil para ejercitar la imaginación y la capacidad de formación de palabras. Pero, ¿Qué es un palíndromo?

Como ocurre a menudo con los idiomas, es su etimología la que nos da la respuesta. Palíndromo tiene su origen en las raíces griegas ‘palin’ -en sentido contrario- ‘dromein’ -carrera o recorrido-, que traducido significa ‘volver hacia atrás’. Así pues, palíndromo son todas esas frases, números matemático y palabras que se leen igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda. Su equivalente en los números sería capicúa, catalanismo derivado de la expresión cabeza y cola, ‘cap i cua’, utilizado para definir la simetría de las cifras.

En otro orden de cosas, se llaman semi-palíndromos o bifrontes a las palabras que tienen un significado distinto dependiendo del lado por el que lo leas: nada (Adán), rama (amar), odio (oído), ratón (notar), animal (lámina), etc.

Los Palíndromos pueden ser aplicado a nombres propios -Ana, Otto o la ciudad argentina Neuquén-, así como a cualquier otro tipo de palabras. A modo de ejemplo tenemos: reconocer, oso, arepera, anilina, radar, somos, sometemos y seres. La ilustre bailarina Sara Baras decidió jugar con ellos, por ejemplo, para construir su nombre artístico.

Frases como ‘Adán no cede con nada’, ‘Luz Azul’, ‘Isaac no ronca así’ o ‘A ti no bonita’ son también palíndromos. A medida que la frase va tomando más caracteres, sin embargo, la composición se torna más difícil. De este modo, los palíndromos han acabado convertidos en un recurso poético de la escritura surrealista. Ricardo Ochoa escribía este impresionante ejemplo: “Adivina ya te opina, ya ni miles origina, ya ni cetro me domina, ya ni monarcas, a repaso ni mulato carreta, acaso nicotina, ya ni cita vecino, anima cocina, pedazo gallina, cedazo terso nos retoza de canilla goza, de pánico camina, ónice vaticina, ya ni tocino saca, a terracota luminosa pera, sacra nómina y ánimo de mortecina, ya ni giros elimina, ya ni poeta, ya ni vida”. El argentino Juan Filloy es otro de los autores que más afecto mostró por los palíndromos en su obra, igual que lo hizo James Joyce al escribir ‘Ulysses’ en inglés.