París: placer para los cinco sentidos

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París

Estés enamorado o no lo estés, París es una ciudad de ensueño. Capital europea por antonomasia, rodeada además de iconos, mitos y sobre todo un incomparable encanto, la urbe francesa es perfecta para cualquier época del año, incluso con el húmedo calor del verano y el intenso frío del invierno. París es una ciudad para estar, al menos, durante una semana. Perderte por sus recovecos, visitar sus museos -¡Ver el Louvre ya te llevará un día, como poco!- e incluso viajar a las afueras, hacia ese mágico Versailles sacado de una película de época, que te hará sentirte como un monarca.

Es casi imposible enumerar los lugares que París tiene para visitar. Desde La Catedral de Notre Dame hasta la basílica de Sacré Coeur -Sagrado Corazón-, en la colina de Montmartre, donde, con pareja o sin ella, te sentirás como Audrey Hepburn y Cary Grant en ‘Charada’. Todo está perfectamente conservado, con una dedicación absoluta a dejar prendados a todo visitante dispuesto a patear y vivir la ciudad. Al final del día, la maravilla de París en su conjunto, dejará pequeña hasta a la Torre Eiffel, un nimio punto -el eminentemente turístico- de un lugar que tiene mucho más por ofrecer. Viaja en uno de los incansables bateaus -botes- a lo largo del río Sena, y comprobarás otra perspectiva única.

Pero no todo son regalos para la vista. También el paladar podrá disfrutar de las apetitosas delicias culinarias de los franceses. Sería un pecado no probar algunos de los fromages -quesos-. Tampoco dejes pasar la oportunidad de envolverte por su cultura, a la que los franceses muestran un respeto inequívoco. Música, cine, pintura, arquitectura e incluso cómics, todo se entremezcla y fusiona en un solo arte que se queda grabado en tu memoria, y del que solo querrás saber más. París es, en realidad, un placer para los cinco sentidos.

Desde los lugares más bohemios hasta los apartamentos más clásicos, All-Paris-Apartments nos ofrece una opción inmejorable para visitar la capital del amor, a un precio asequible y con una amplia gama de opciones alrededor del epicentro de la metrópolis. Dormirse observando la Torre Eiffel, o despertarse con el campanario de Notre Dame -imaginándose a Quasimodo saltando y botando por sus torres- tiene un atractivo inigualable que no muchos hoteles podrán explotar. Elige un apartamento, y busca la zona que más se adecue a tus gustos. El resto es todo cuestión de dejarse llevar.

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