Kosovo es una república recientemente separada de Serbia, todavía solo parcialmente reconocida por la comunidad internacional. Con su independencia unilateral declarada en 2008, este país de los Balcanes ha tenido, sin embargo, diversas encarnaciones a lo largo de los siglos. Sus bordes delimitan al norte con la propia Serbia, al sur con Macedonia, al oeste con Albania y al noroeste con Montenegro (también independizada de Serbia). Los tres últimos reconocen a su vecina.
La capital, y ciudad más grande, de Kosovo es Pristina, que cuenta con unos 198 mil habitantes -casi medio millón al sumar el área metropolitana. La mayoría étnica es la albana, aunque también haya una pequeña parte de población serbia, bosnia y rumana. Según el censo de 2011, la República de Kosovo en su totalidad tiene alrededor de un millón 700 mil habitantes.
Pristina fue erigida de entre las ruinas del Imperio Romano. Desde entonces, no han sido pocos los momentos en los que se ha visto como epicentro de cruentas batallas, convertida, por ejemplo, en el siglo XIV, en parte del imperio Otomano, con el Islam como religión imperante. Las disputas entre albanos y serbios por la tierra, por su parte, protagonizaron las guerras más modernas. En 1946, la urbe se convirtió en capital de la Región Socialista Autónoma de Kosovo, oficialidad que cambió con las unificaciones y desunificaciones constantes a las que se enfrentó Yugoslavia en el transcurso del siglo XX.
Curiosamente, y dada la influencia de los EE.UU. en la resolución de la Guerra de Kosovo en 1998-99, Pristina cuenta con un bulevar dedicado a Bill Klinton (Bill Clinton) y una avenida para Xhorxh Bush (George W. Bush).
Puesto que el reconocimiento total de Kosovo está todavía en el aire, la parte norte del país -donde más población serbia vive- se ha quedado como una tierra de nadie, controlada de facto por las administraciones serbias, y no por las instituciones ni la constitución kosovar, instaurada en el mencionado 2008 como república parlamentaria.
hola que ase