¿Qué es un incunable?

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Es probable que en alguna ocasión hayas escuchado decir de un libro que es un incunable. Si es así, te adelantamos que se trata de un volumen antiguo, aunque ni todos los libros antiguos son incunables ni tampoco hay que confundir estos últimos con los códices manuscritos u otras unidades históricas. ¿Sabes qué es un incunable?

Son incunables aquellos libros publicados entre el nacimiento de la imprenta de tipos móviles, desarrollada por Gutenberg hacia el año 1450, y el 31 de diciembre de 1500. Las fechas no son aleatorias, sino que se corresponden con las que eligió el holandés Cornelius van Beughem en 1688 para elaborar su primer catálogo de incunables, compuesto por 3.000 referencias y llamado ‘Incunabula typographiae’.

Lógicamente, existen muchos libros manuscritos anteriores a la imprenta, pero precisamente por eso no son incunables. Tampoco lo son los volúmenes antiguos impresos a partir del 1 de enero de 1501, ni otros, normalmente religiosos, coloreados a mano o miniados con oro y plata.

Al no existir una producción extensa en las fechas establecidas, en algunos países como España e Inglaterra éstas se han ampliado hasta el año 1515, englobando así otras ediciones conocidas como postincunables.

Aunque ya hemos dicho que incunables y manuscritos no son lo mismo, sí hay que reconocer sin embargo que los primeros son en gran medida una copia de los segundos: sin portada, sin letras capitales, sin apenas signos de puntuación, con amplios márgenes, caracteres irregulares, abuso de los tipos góticos…

Como curiosidad, te diremos que el el Sinodal de Aguilafuente (1472) es el primer libro impreso en español de cuantos se conservan. Incluye las actas de una reunión celebrada en el municipio segoviano de Aguilafuente y el impresor fue Juan Párix de Heidelberg (Johannes Parix).

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