Por si no lo sabes, te diremos que los leucocitos están directamente relacionados con el sistema inmunológico del cuerpo humano, el que se encarga de distinguir entre células buenas y malas y protegernos contra posibles enfermedades. ¿Qué son los leucocitos?
Los leucocitos son en realidad los glóbulos blancos, llamados así por no contener pigmentos. Se originan en la médula ósea y en el tejido linfático e intervienen en la defensa del organismo mientras transitan por la sangre, aunque también pueden salir de ella y contactar con los tejidos mediante un mecanismo conocido como diapédesis.
Para actuar correctamente contra las sustancias extrañas o agentes infecciosos, lo normal es que los leucocitos estén presentes en una cantidad de entre 4000 y 11000 células por ml. Cuando ésta es inferior puede ser consecuencia de infecciones o enfermedades, aunque no siempre, ya que el nivel también desciende si una persona está recuperándose de un proceso viral o en edades avanzadas.
Algunas infecciones de tipo inflamatorio como la bronquitis, la pielonefritis, la apendicitis o la peritonitis generan el efecto contrario, un aumento excesivo de linfocitos, algo que también puede ocurrir como respuesta a situaciones de estrés, reacciones alérgicas o problemas cutáneos y respiratorios.
Los leucocitos o glóbulos blancos puedes clasificarse en polinucleares (con el núcleo lobulado) y mononucleares (núcleo sin lóbulos). Los primeros puedes ser neutrófilos, basófilos o eosinófilos, mientras que los segundos se subdividen en linfocitos y monocitos.