Además de por su importancia, la batalla de Lepanto ha pasado a la historia porque en ella perdió el brazo Miguel de Cervantes. El episodio bélico sucedió el 7 de octubre de 1571 y el brillante escritor llegó a definirlo como “la más memorable y alta ocasión que ni vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros”. ¿Sabes qué pasó en la batalla de Lepanto?
La batalla de Lepanto fue un combate naval que debe su nombre al lugar en el que ocurrieron los hechos: el golfo de Lepanto, frente a la ciudad de Neupacto (llamada igualmente Lepanto en italiano), en la Grecia actual. En ella se enfrentaron la armada del Imperio Otomano contra la Liga Santa, una coalición cristiana de la que formaron parte el Reino de España, los Estados Pontificios, la República de Venecia, la Orden de Malta, la República de Génova y el Ducado de Saboya.
En origen, el conflicto tuvo que ver con la reacción de la Liga Santa a la expansión turco otomana por el Mediterráneo occidental. Estaban en juego tanto la supremacía del cristianismo frente al Islam como el control del tráfico y las rutas comerciales a través del Mare Nostrum. El asunto era por tanto serio y el Papa Pío V dijo basta cuando los ataques ‘enemigos’ contra Chipre, en 1570, concluyeron con la toma de Nicosia.
Aunque los turcos, comandados por Ali Pacha, afrontaron el combate con más hombres y naves, los cristianos, con Juan de Austria a la cabeza, se alzaron finalmente victoriosos en la contienda. Esto fue posible gracias a la superioridad de las galeras sobre los galeotes y una táctica de ataque basada en disparos bajos.
Según recuento cristiano, la batalla de Lepanto acabó con un balance de 170 galeras y 20 galeotas de 12 bancos arriba apresadas a los turcos -130 naves estaban útiles mientras que el resto fueron quemadas-. Las bajas humanas en el bando rival ascendieron a casi 30.000, a las que hay que sumar 5.000 prisioneros. Por su parte, la Liga Santa perdió 12 galeras (hubo que sumar posteriormente 40 más por daños irreparables) y 7.600 hombres, con un parte de heridos que ascendía a 14.000.
La derrota de los turcos se extendió como la pólvora por Europa y supuso sin duda un punto de inflexión en el marco establecido. El suceso alcanzó tal trascendencia que, tal y como promulgó el Papa Gregorio XIII en 1573, el 7 de octubre pasó a formar parte del calendario cristiano, que conmemora en esa fecha la victoria de Lepanto bajo la advocación de fiesta de la Virgen del Rosario.