A todo aficionado le ha ocurrido alguna vez, algunas fotografías han salido movidas y ya no tienen arreglo. Entre los aficionados se conoce como trepidación. Lo importante para evitar este problema es conocer la causa que lo provoca. Cuando las fotos salen movidas sólo se debe a que mientras el obturador está abierto la cámara se ha movido. Sobre todo se produce esta situación cuando la iluminación es deficiente. Las fotografías tomadas en la noche o en sitios cerrados son las más afectadas.
Para evitar las fotos movidas, hay que asegurarse de que la cámara no se moverá. Un leve movimiento microscopio provocará el fallo, por eso la mejor forma de evitarlo es usar un trípode. Aunque no siempre es posible ir acompañado de tan erguido amigo.
Si no se dispone de trípode, lo más importante es asegurar la postura de disparo. Colocarse en un posición cómoda, agarrar con fuerza la cámara y mantener los codos pegados al cuerpo dotarán de mayor estabilidad, pero aún así, la foto podría continuar saliendo movida.
Si todo lo anterior falla, algo que puede solucionar este problema es situar la cámara sobre una mesa, libro, piedra, mueble… Cualquier objeto estable puede servir para colocar la cámara. Sin embargo, sólo con poner la cámara fuera de nuestras manos no se acaba el problema. Será necesario usar el disparador automático (temporizador) para conseguir que pulsando el botón de disparo no se mueva la cámara.
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