¿Cuál es el origen del día de acción de gracias?

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El día de ‘acción de gracias’ (thanksgiving) es una de las más famosas e importantes festividades de Estados Unidos y Canadá. El cuarto jueves de cada noviembre -el segundo lunes de octubre en Canadá-, los norte-americanos se reúnen junto a sus familiares alrededor de una mesa con todo tipo de manjares, para probar el pavo y, de paso, dar las gracias por todo lo que tienen. La imagen es poco menos que icónica, pero ¿cuál es el origen del día de acción de gracias?

Aunque su fundamento siempre es similar, sus orígenes son controvertidos, puesto que, al parecer, mezcla conceptos de diversas tradiciones arcaicas, nacidas en fuentes opuestas. Algo parecido a lo que ocurre en la mayoría de tradiciones de una tierra de inmigrantes como EE.UU, donde la mezcla no es algo ajeno. La celebración original parece mezclar varias costumbres europeas con eventos típicos de los aborígenes americanos, todas fundamentadas en la época de cosecha.

Cuenta la leyenda que el primer día de acción de gracias data de 1620,  y tiene como protagonistas a los colonos peregrinos ingleses del Mayflower, residentes en Plymouth, en la actual Massachusetts. Al parecer, estos primeros americanos puritanos -que habían huido de Inglaterra y del catolicismo- tuvieron la suerte de poder dar las gracias a Dios por la buena cosecha de maíz que había florecido tras un largo invierno. El folclore cuenta que fueron los propios indios los que enseñaron a los ingleses a cultivar el preciado bien amarillo. Como gesto de agradecimiento, la Colonia invitó a los nativos a la cena, lo que ayudó a granarse buenas relaciones con las tribus vecinas. Los pavos y gansos, el maíz, la langosta, almejas, calabazas y los frutos secos se convertirían, de este modo, en algunos de los platos típicos de thanksgiving.

Sin embargo el suceso está poco documentado y se utiliza puramente como una leyenda que haga su origen más interesante. La verdadera fiesta, a veces de carácter social y otras religioso, se remonta a varios siglos antes, por lo que el hecho de dar con el primer Acción de Gracias como tal es una tarea en la que nadie se ha puesto de acuerdos. Otros historiados, por ejemplo, apoyan la teoría de que, en 1565, fue un español, el asturiano Pedro Menéndez de Avilés, quien trinchó el primer pavo de Acción de Gracias, regalado por los indios Sevoy, en un banquete de unas 800 personas.

La señalada fecha de acción de gracias oficial, no obstante, es relativamente moderna. George Washington escribió la famosa proclamación de Acción de Gracias el 19 de febrero de 1795. Lincoln hizo del último jueves de noviembre la festividad nacional, como medida para dejar atrás la Guerra Civil. No fue hasta que llegara Theodore Roosevelt, ya en 1941, cuando el Gobierno decidió trasladarla hasta el cuarto jueves del mismo mes. Sus razones, apropiadamente prácticas, siguen vivas hasta este día.

Todavía tratando de salir de una década de Gran Depresión, el presidente pensó que el adelanto empujaría el comercio y adelantaría las compras navideñas. Como en tantas otras cosas, y aunque en un primer momento el cambio fuera entendido por los republicanos como un insulto hacia Lincoln, el gobernante dio en el clavo. En la actualidad, Acción de Gracias casi parece, a veces, la telonera de la Navidad.

Los presidentes han convertido además en tradicional también el indulto de un pavo en la festividad. Pese a que parece que Abraham Lincoln hizo lo propio con algún animal y Kennedy y Nixon practicaran algún indulto de manera extra-oficial, no fue hasta George H.W. Bush cuando el acto se hizo plenamente oficial. Desde entonces, ningún Comandante en jefe quiere quedarse sin salvar anualmente a un pavo. No en vano, como ha mencionado Obama en varias ocasiones, ésta es la única decisión que el Congreso no se atreve a dinamitar.

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