¿Cuáles son los casinos más antiguos del mundo?

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Las primeras formas de ruleta datan del siglo XVIII

Los casinos son, hoy en día, espacios culturales de lo más versátiles. No solo permiten a sus usuarios disfrutar de partidas de disciplinas como el blackjack, los dados, el baccarat o las slots, sino que también cuentan con salas reservadas para presentaciones de libros, exposiciones de arte o conciertos musicales. De hecho, algunos de estos establecimientos cuentan incluso con restaurantes a cargo de importantes chefs internacionales, lo que los hace todavía más atractivos para el público.

De esta forma, y a pesar del auge del juego y de los casinos online, de cuyo funcionamiento ya os hemos hablado en anteriores artículos, los casinos físicos siguen siendo un reclamo para gran parte de la sociedad. Es cierto que la existencia de disciplinas sin coste como la ruleta online gratis, el punto y banca o el blackjack a través de internet han provocado una disminución en el número de jugadores de manera presencial, pero los casinos tradicionales continúan en activo manteniendo un nivel de afluencia estable y numeroso. No en vano, se trata de una institución que lleva más de 400 años en funcionamiento, una cifra que pocas industrias pueden igualar.

El primer casino de la historia -al menos el primero del que tenemos información documentada, ya que los antiguos romanos eran grandes aficionados al juego y no es de extrañar que contasen con espacios específicos pensados para llevar a cabo este tipo de actividad lúdica- surgió en Venecia en el siglo XVII. Conocido como Casinò di Venezia, esta sala de juegos comenzó su construcción en 1509, aunque en un principio su destino sería servir como residencia personal de una familia aristócrata. Sería en 1638 cuando el edificio, ubicado a los pies del canal y con una impresionante fachada renacentista, pasó a desempeñar las funciones de casino. Su apertura no solo lo convirtió en el primer casino de Europa en ver la luz, sino también de todo el mundo. Hoy en día sigue a pleno rendimiento y, además de ser un reclamo turístico para los visitantes de la ciudad y los amantes de la música (el célebre compositor Richard Wagner falleció en este casino de un infarto durante su visita), también puede presumir de servir de telón de fondo para algunas de las competiciones más importantes a nivel internacional.

El de Venecia no es el único casino centenario que continúa en funcionamiento. Si nos desplazamos hasta Bélgica, podremos disfrutar de un casino que atesora en sus paredes un pedacito de historia. En la pequeña ciudad de Spa, en la provincia de Lieja, hoy mundialmente conocida por sus aguas termales y sus balnearios -precisamente la palabra “spa” se ha popularizado para designar a estos complejos hoteleros-, se encuentra un casino que se remonta al siglo XVIII. Fue en 1763 cuando los dos alcaldes que por aquel entonces regían la ciudad decidieron poner en marcha la construcción de un espacio dedicado en exclusiva al ocio y entretenimiento de la nobleza belga. Fueron necesarios 9 años para que aquel centro para el esparcimiento colectivo estuviese terminado, momento a partir del cual vivió un auténtico apogeo gracias a la amplia oferta lúdica que ofrecía y entre la que se encontraban salones de baile, un teatro y varias salas destinadas al juego y las apuestas. Su esplendor no duraría demasiado y tanto la Revolución de Lieja, a finales del siglo XVIII, como varios incendios terminaron por desplazar al casino al ostracismo cultural de la zona.

A principios del siglo XX fue necesaria una reconstrucción casi total del edificio, aunque todavía es posible observar algún que otro detalle original en su estructura. En la década de los 80 pasaría a manos de una empresa privada que lleva desde entonces su gestión y que lo ha convertido en un centro de referencia para los jugadores europeos, además de un importante reclamo turístico de la ciudad.

Casino de Baden-Baden

Alemania, por su parte, también puede presumir de contar con algunos de los casinos más antiguos del mundo. En la primera década del siglo XIX abrió sus puertas el Kurhaus de Wiesbaden en la ciudad del mismo nombre, conocida, al igual que la anterior, por sus magníficos complejos termales. En su momento fue todo un emblema de la sociedad aristócrata de la época, gracias, sobre todo, a contar en sus instalaciones con restaurantes, salas de conciertos, un teatro, salones para celebraciones y un spa. De hecho, el káiser Guillermo II de Alemania llegó a calificarlo como el “spa más bello del mundo”. Hoy en día el Kurhaus sigue en funcionamiento y es conocido por permitir las apuestas más altas de todo el país.

Sin salir de Alemania, y sin alejarnos demasiado de las villas termales, encontramos otro de los casinos con más historia del mundo: el casino de Baden-Baden. Esta pequeña ciudad de la Selva Negra cuenta desde 1834 con un casino que sirve, todavía en la actualidad, como reclamo para cientos de visitantes al año, y no solo por su actual variedad de oferta de ocio, que también, sino, sobre todo, por estar considerado como el casino más bello del mundo. Así lo definió la actriz alemana Marlene Dietrich, y así ha pasado a la historia. Otra curiosidad es que se cree que este casino le sirvió como inspiración a Dostoyevski para su novela El jugador, algo que no sería extraño si tenemos en cuenta que el escritor ruso era un gran amante del juego y frecuentaba este casino con regularidad.

Cerramos este breve repaso a los casinos más antiguos de la historia visitando, esta vez, Reino Unido. Aquí se encuentra el Crockford’s Club, uno de los espacios más elitistas de todo Londres durante décadas. En este sentido debemos señalar que los primeros casinos de Reino Unido se fundaron a principios del siglo XIX bajo la modalidad de selectos clubes a los que solo se podía acceder si uno era miembro oficial, una condición muy compleja de conseguir. Este es el caso del Crockford’s Club, que vio la luz en 1826 de la mano del empresario William Crockford, quien contó con el apoyo del Duque de Wellington para tal fin. En poco tiempo este espacio se convirtió en el destino preferido para las altas esferas londinenses e internacionales gracias a su sofisticación y exclusividad. Hoy en día sigue operativo y cuenta, además, con una versión online.

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