Año tras año, cada 22 de diciembre, se respira ilusión entre todos aquellos que tienen entre manos un décimo de la lotería de Navidad. La celebración tiene lugar en el salón de sorteos de Loterías y Apuestas del Estado de Madrid, y los niños de San Ildefonso son los responsables de cantar los ansiados números de la suerte.
El primer sorteo de Navidad se celebró el 18 de diciembre de 1812 en Cádiz. Inmersos en la Guerra de la Independencia, el objetivo de la creación de la lotería navideña era aumentar los ingresos del fondo público, sin quebrantar el de los contribuyentes. Su impulsor fue Ciriaco González Carvajal, ministro del Consejo y Cámara de Indias.
El primer ‘gordo’ fue para el dueño del número 03604, agraciado con 8.000 reales; una importante cantidad, teniendo en cuenta que el precio del billete era de 40 reales. A lo largo de los siguientes años, se implantó en Ceuta, más tarde en toda la comunidad andaluza y, finalmente en 1814, en Madrid.
El funcionamiento de la lotería ha ido evolucionando con los años. El sistema de bombos y bolas se estableció en 1813, en 1892 la lotería adquirió oficialmente el título de ‘Sorteo de Navidad’ sustituyendo al anterior ‘Prósperos Premios’, y el décimo impreso se comenzaría a utilizar en 1897; ya que hasta entonces se habían empleado papeletas.
Desde los 40 reales de 1812, el décimo de Navidad no ha parado de incrementar su precio: en 1944, 100 pesetas; en 1953, 200 pesetas; en 1957, 400 pesetas, y en 1970, 1.000. Actualmente, en 2010, son 20 euros lo que cuesta un décimo de la lotería, aunque el ‘gordo’ también es mucho mayor: 300.000 euros por décimo.
Seguro que a ilusión no te gana nadie, pero ¿cuál es la probabilidad de que te toque el Gordo de Navidad? Cada décimo es tan solo uno de los 85.000 que entran en el bombo, lo que equivale a un 0,0000117647 de posibilidades de que seas el agraciado. Pocas, la verdad, aunque dicen que ‘el dinero no trae la felicidad’… y habrá que creérselo.