El paludismo, más conocido como la malaria, es la enfermedad con mayor importancia de las consideradas debilitantes. La generan parásitos del género Plasmodium, originados en los monos y transmitidos a los humanos a través de las picaduras de los mosquitos, y provoca, entre otros síntomas, fiebre, escalofríos, sudoración, dolor de cabeza, vómitos, diarreas y dolores musculares.
En los casos más graves, la malaria puede derivar en shocks, cuadros de insuficiencia renal o hepática, trastornos del sistema nervioso central e incluso estados de coma, lo que la hace especialmente peligrosa.
El Día Mundial del Paludismo se celebra el 25 de abril para seguir luchando contra la enfermedad; para que que no cesen los esfuerzos hasta su total erradicación. A pesar de la existencia de algunas vacunas atenuantes y de otros avances médicos, se trata de un mal que hace estragos, sobre todo en los países de África subsahariana, pero también en Asia, América Latina, Oriente Medio e incluso en algunos puntos de Europa.
Actualmente, la OMS recomienda la terapia ACT (Asociación Terapéutica a base de Artemisinina) contra el paludismo o malaria.
¿Sabías que…?
El parásito de la malaria -paludismo- infecta a más de 500 millones de personas cada año, provocando la muerte de más de 1 millón de ellas.
El paludismo causa una de cada cinco muertes infantiles en África.