La dicotomía entre la Comic-Con y el cine

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La Comic-Con de San Diego nació en 1970 como una pequeña convención celebrada en un hotel, donde cuatro amigos reunieron a unos 300 forofos de los cómics con los que compartir sus aficiones. Cuarenta años después, aquel pequeño sueño ha pasado a ser un monstruo muy distinto, uno al que acuden todos los estudios y productoras de Hollywood para tantear el mercado. Los inadaptados lectores del ayer se han convertido en los líderes de opinión de hoy, el target por el que las productoras se pelean, pero ¿realmente funciona la nueva dicotomía entre la Comic-Con y el mundo del espectáculo?

En los últimos tiempos, la convención ha dado tantas de cal como de arena. Para triunfar en San Diego hay que tener una estrategia de funcionamiento clara, confiar mucho en tu producto y conocer al público que tienes en frente, tan sincero y enfático a la hora de ovacionar como a la de abuchear. Sin conocer estos factores, las productoras han acabado viendo en esta especie de ‘festival de cine geek’ una oportunidad para probar todo tipo de novedades, aunque no peguen con los aires de Comic-Con. Producciones que se convierten en ‘muertos vivientes’ antes siquiera de lanzarse en las salas.

Nadie debería engañarse. La Comic-con no es ninguna panacea. No todas las cintas que funcionan en el gigantesco salón H tienen asegurado un recorrido milagroso en las salas. Al final del día, el público de la Comic-con es solo un público muy especializado y reducido. Enfrentarse a la convención es como jugar una ruleta rusa. Si triunfas, quizás no consigas un éxito pero, al menos, no saldrás dañado y, probablemente, acabes con una obra de culto entre manos. Si, por el lado contrario, tu presentación no gusta, despídete siquiera de llegar a las salas. Una maniobra muy arriesgada, a la que que en 2012, por ejemplo, no se han atrevido a jugar ni Universal ni Paramount, aunque ésta última tenga la segunda parte de ‘Star Trek’ de J.J. Abrams en la parrilla de salida, una saga habituada a ser adorada en los salones.

Como empresa de cómics veterana en este terreno, Marvel ha sido una de las que mejor ha lidiado en este diálogo entre fans y cineastas. Su presentación de ‘Los Vengadores’, donde se anunció oficialmente todo el reparto del film, fue uno de los eventos más publicitados en 2010. El éxito granado ese primer día, se ha traducido en la tercera película más taquillera de la historia. La estrategia de Marvel es clara: no anunciar nada oficialmente hasta que lo puedan hacer por todo lo alto en la Comic-con. Así, sus titulares emborronan año tras año cualquier noticia y avance venido de otras compañías. Todas, salvo las presentaciones de ‘Crepúsculo’, quienes año tras año reúnen a su reparto frente a un elenco de jovencitas alocadas dispuestas a hacer todo por ver a sus ídolos. Colas kilométricas de gente con colmillos vestida como Bella, Edward y Jacob.

Christopher Nolan y su equipo de la trilogía de Batman, por el contrario, nunca han viajado hasta San Diego, pese a que el público de DC comics parezca perfecto para sus objetivos. No obstante, ese pequeño detalle no desquebrajó su carrera en las salas, ni mucho menos. El público comiquero lo tenían ganado, su objetivo era convencer al resto. Asignatura que no logró, por ejemplo, ‘Green Lantern’, también del binomio Warner/DC. El avance exclusivo de ‘Linterna verde’ fue una de las grandes decepciones de la edición de 2010. Las bajas expectativas se tradujeron un verano más tarde a las salas.

A bombo y platillo se presentaron, del mismo modo, ‘The Spirit’ y ‘Serpientes en el avión’, pero al llegar al cine al cine, nadie se interesó en verlas. Ambas fueron lanzadas en la convención gracias al star-power de Samuel L. Jackson, una de estas estrellas adoradas por el público ‘freak and geek’. El sexagenario protagonista de ‘Pulp Fiction’ pondría de pie a las hordas aunque presentara un remake de ‘Con faldas y a lo loco’. Lo mismo ocurre con Harrison Ford, que hace unos años viajó por primera vez a San Diego para anunciar su fichaje en ‘Cowboys y Alienígenas’ de Jon Favreau, todo un incondicional. Pese a todo, el film acabó como uno de los grandes estropicios de 2011. ‘Scott Pilgrim contra el mundo’, un cómic indie venerado por los lectores que llenó con éxito sus salones, fracasó al aterrizar en la gran pantalla. La historia se repite una y otra vez. Algo que hace que muchos cuestionen la inflada importancia que Hollywood ha dado a la Comic Convention.

Estrellas de la talla Angelina Jolie, Johnny Depp, Charlize Theron y Will Smith, entre muchos otros, se bajan de los laureles una vez al año para abrazar su lado más friki, contestando a preguntas de gente disfrazada y recibiendo el calor de las masas más fanáticas. En un mundo donde las películas adultas son un rara avis y los proyectos hechos para vender muñequitos se multiplican como menús de Happy Meal, para este público -y para las majors– Cannes y Venecia son el pasado.

Y… ¿Dónde ha quedado el espiritu original, el de Comprar y hablar sobre cómics? De eso ya platicaremos otro día… Aunque Stan Lee siga siendo allí el rey, el negocio de Hollywood ha acabado destruyendo parte de la magia de la Comic-Con, un evento que, según estimaciones, tiene un impacto regional en San Diego de unos 162 mil millones. Los inadaptados ya no son lo que eran. Ahora movemos las fichas de la partida, para bien y para mal.

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