El negocio de la cerveza artesana crece a pasos agigantados (y además está comprometida con el medio ambiente). Su solera no le ha impedido seguir siendo considerada una de las bebidas favoritas para los españoles. De hecho, cada vez se aprecia más el gusto de la elaboración a mano en el mercado cervecero, donde se lucha a toda costa por seducir a los paladares más exigentes. Y es que el mimo y cuidado de la artesanía se han trasladado al mundo de la cerveza en el que cada día surgen nuevas marcas y negocios.
El respeto por la pureza es una de las características fundamentales del sector cervecero artesanal. La ley de pureza alemana ya establecía la necesidad de una elaboración sin filtros, sin aditivos ni pasteurización para obtener el mejor oro líquido en tonos tostados. La cerveza La Socarrada, cerveza artesana procedente de Xátiva, sigue esa máxima que data de 1516. Sus ingredientes son simplemente agua, lúpulo, maltas de cebada, levadura y el secreto exclusivo de su particular olor y sabor: el romero y la miel de romero.
Por su olor, recuerda a una cerveza estilo bockbier pero casi no se aprecia el alcohol. La experiencia de frescor embriaga el olfato gracias al perfil de romero con sus olores de pan tostado y corteza de pan mojado. A su vez, aparecen notas de cereza, caramelo, pera y pimienta negra, que ya en boca confirman una experiencia de frescor con un notable recuerdo a hierba recién cortada.
Esta bebida huye de la manipulación industrial y fermentada en ingentes cantidades. El secreto de la cerveza artesanal se basa en ofrecer un producto natural con una personalidad muy definida. Su resultado es más que notable: cervezas vivas e intensas que buscan su hueco y lo hallan en el cada vez más exigente mercado cervecero artesanal en España. Son muchas sus cualidades y beneficios, y los amantes de la buena cerveza lo saben.