Seguramente, habrás oído hablar del perro de Pavlov, cuya fama se debe a que participó en un experimento que desarrolló el fisiólogo ruso Ivan Petrovich Pavlov, entre 1890 y 1900. ¿Te gustaría saber en qué consistió la prueba?
Pavlov comprobó que si se ponen alimentos o ciertos ácidos diluidos en la boca de un perro hambriento, éste empieza a salivar –reflejo de salivación-. Pero además, se dio cuenta de que el animal también salivaba simplemente oliendo o viendo la comida, o incluso cuando se acercaba la persona encargada de alimentarle.
Pavlov decidió entonces llevar a cabo un experimento para estudiar nuevas conexiones entre un estimulo y una respuesta. Para ello, incluyó un nuevo elemento externo en el proceso –estímulo neutral-, concretamente una campana. Durante varias semanas, tocaba la campana e inmediatamente daba de comer al perro. Transcurrido un tiempo, el perro comenzó a salivar al oír el sonido de la campana.
La salivación del perro ante la comida es una respuesta incondicionada; sin embargo, la salivación tras oír la campana es una respuesta condicionada -el estímulo neutro acaba por convertirse en un estímulo condicionado-.
Fue así como Pavlov formuló la ley del reflejo acondicionado, que viene a decir que cuando dos cosas acostumbran a ocurrir juntas, la aparición de una trae la otra a la mente.
Interesantísimo el experimento. Habría que probarlo en los humanos regordetes, así bajan dt peso y ahorran dinero en comida.
Pero no en la gente con hambre y sin recursos.
«La batalla final será entre el perro de pavlov y el gato de schrhödinger» gracias, ya comprendí esa frase, un saludo.
¡¡¡Gracias!!!! me ayudo mucho para un trabajo de conocimiento del medio, gracias. 🙂 😉 😀