El formato RAW, que en inglés significa crudo, es un formato digital de imágenes que contiene los datos de la imagen tal y como fue captada por la cámara fotográfica. Este formato RAW no está procesado, guarda todo lo que tomó el sensor digital de la cámara sin perder información.
Aunque los tipos existentes son en base muy parecidos, no existe un formato RAW universal. Los principales fabricantes de cámaras tienen sus propios formatos RAW, entre otros:
– Canon CR2
– Nikon NEF
– Olympus ORF
– Sony ARW
Los archivos RAW son generalmente ficheros grandes. Por eso muchos aficionados huyen de emplear este formato y disparan directamente en JPG. Sobre todo lo hacen porque no conocen la valiosa utilidad del RAW, y porque sus tarjetas de memoria y discos duros se llenan rápidamente.
La maravilla de este formato RAW reside en que, en principio, es inalterable y permite exportar tantas imágenes como se desee, con ajustes totalmente diferentes. Esto quiere decir que con este formato se pueden variar opciones como el balance de blancos, contraste, saturación, etc, y exportar los resultados sin variar el original. Estos ajustes de una instantánea se guardan en archivos con extensión XMP.
Para usar estos archivos RAW, cada fabricante facilita software para el tratamiento de estas imagenes, aunque también es posible hacerlo con otros programas. Los programas más conocidos son Camera Raw y Lightroom (Adobe), y Aperture (Apple), aunque hay otros muchos, además de los propios de cada fabricante.
Muchos usuarios se preguntan cuando se debe usar formato RAW y la respuesta depende del gusto de cada usuario. Siempre que se desee tener la opción de retocar y tratar las fotografías realizadas interesará usar formato RAW. Si no se van a tratar las imágenes tomadas, es más práctico disparar en JPG.
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