¿Qué es el movimiento slow?

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Relax en la naturaleza

En un mundo en el que nos vemos sometidos a gran presión, tanto la que nos imponemos como la que nos exige nuestro entorno, y en donde cada décima de segundo cuenta, quizás sea muy osado hablar del movimiento slow. Pero precisamente, para romper con esa oleada de rutinas, encargos, compromisos y ‘dead-lines’ ha surgido el movimiento slow, que no pretende romper con el modo de vida que llevamos, sino servir de reflexión en el camino que estamos recorriendo.

El movimiento slow propone invertir el control del tiempo, es decir, que lo controlemos nosotros en vez de que éste nos controle. Así, se podrá dar pie a otro tipo de actividades que tienen como fin redundar en el desarrollo de nosotros mismos. Un simple paseo por un entorno natural o compartir una comida entre dos personas puede ser una de estas actividades.

La génesis de la filosofía slow nace tras las protestas contra la apertura de un McDonalds en la Piazza de Spagna en Roma y que pusieron los cimientos para lo que después se llamó ‘movimiento slow food’.

El contra de lo que muchos piensan, el movimiento slow no es pasividad, sino actividad, seleccionando bien como invertimos nuestro tiempo y que sirva para desarrollarnos en contacto con el entorno que nos rodea.

Uno de los caballos de batalla en los que se encuentra sumido el movimiento slow es la cada vez mayor desregulación en la actividad comercial en las ciudades. Hasta hace bien poco los domingos eran ‘sagrados’ (nunca mejor dicho), siendo el día perfecto para disfrutar de nosotros mismos, de nuestros allegados y del mundo que nos rodea. Sin embargo, la actual tendencia a la desregulación horaria está generando que ese día de asueto general pase a ser cosa del pasado. ¿Conseguirá el movimiento slow concienciarnos de que a veces tomarnos una pausa para controlar nuestro tiempo es positivo?

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