Los rohingyas son un grupo minoritario, de alrededor de un millón de personas, concentradas en el norte del estado de Rakhine (antes Arakán) perteneciente al país de Birmania y muy próximo a la frontera con Bangladesh. A diferencia de la gran mayoría de la población de dicho país, que profesa el budismo, los rohingyas son musulmanes, lo que los ha llevado a sufrir discriminaciones de todo tipo y a ser considerados la minoría más perseguida del planeta.
¿Quiénes son los rohingyas?
Oficialmente son tratados como inmigrantes bengalíes, pero lo cierto es que nadie sabe a ciencia cierta de dónde proceden. Los líderes rohingyas dicen ser descendientes de comerciantes árabes, mientras que el Estado de Birmania (hoy conocido también como Myanmar) asegura que son migrantes musulmanes de Bangladesh que se asentaron en el país durante la ocupación británica. En la actualidad están confinados en guetos con condiciones precarias, ya que la ley de ciudadanía vigente no considera ni reconoce como una de las 135 etnias birmanas a los rohingyas, lo que les ha convertido en apátridas.
Como consecuencia de la violencia y persecución gubernamental que sufren, se calcula que más de 7.000 rohingyas fueron asesinados recientemente, por lo que muchos se han visto obligados a huir al país vecino por tierra o barco, aunque Bangladesh tampoco hace mucho por ellos y están aglomerados en campos de refugiados que superan su capacidad. Pese a recibir ayuda humanitaria, el hambre es un mal extendido entre los migrantes y los recursos sanitarios se ven superados ante la alta demanda de atención médica, por lo que muchos huyen de sus países intentando llegar a otros con mayoría musulmana, como Malasia e Indonesia. Los que lo consiguen, informan con frecuencia haber sufrido violaciones, torturas e incendios premeditados por las fuerzas de seguridad de Myanmar.
¿Por qué persiguen a los rohingyas?
La discriminación contra este colectivo empezó tras la independencia de Birmania en 1948. Por aquel entonces, la Ley de ciudadanías identificó las “razas indígenas del país” con derecho a la nacionalidad, excluyendo a los rohingyas. En cualquier caso, si estos demostraban la presencia de al menos dos generaciones en el país, permitía que obtuvieran la nacionalidad. Sin embargo, los militares tacharon a los rohingyas como inmigrantes ilegales tras el Golpe de Estado en 1962, cuando se instauró la ley de ciudadanía vigente.
Existen tres niveles de ciudadanía y, para obtener el básico, deben probar que sus familias vivían en Birmania antes de 1948 y tener fluidez en la lengua nacional, algo complicado para una comunidad que habla su propio dialecto. ¿Cuáles son las consecuencias? Ausencia de derechos básicos como la libertad de movimientos, acceso a la sanidad y educación o exclusión del mercado laboral, además de no tener derecho a obtener tierras ni otras propiedades.
¿Qué dice el gobierno de Myanmar?
El Gobierno del país y la ministra de Exteriores y consejera de Estado, Aung San Suu Kyi (Premio Nobel de la Paz en 1991) no reconoce a los rohingyas como grupo étnico de Myanmar y niega que “haya una limpieza étnica”, justificando la represión militar contra dicha comunidad musulmana como una “medida antiterrorista”.