Trucos para aligerar el peso de tu mochila de la escuela

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No es una broma. El excesivo peso que la mayoría de escolares cargan sobre sus hombros con enormes mochilas está provocando que muchos niños sufran lesiones de espalda. ¿Quieres tener una mochila más liviana para no tener que realizar sobreesfuerzos y evitar así un disgusto? En este post te damos una serie de consejos y trucos para aligerar el peso de tu mochila y que tenga un peso idóneo  después de llenarla de carpetas y libros.

Selecciona la mochila adecuada

No importa si hay que gastarse un poco más de lo habitual en comprar una mochila. Al fin y al cabo irá en beneficio de tu salud. Es importante escoger una de buena calidad, ya que cuanto más dure la mochila en buen estado, más tiempo tendrás para crear una rutina con ella. 

Además, es fundamental  que selecciones una mochila adecuada para ti. Que tenga correas anchas y que se ajusten a tus hombros para distribuir el peso de la mochila, evitando de este modo que todo el peso cargue sobre un solo lado y cause daños en la columna. Es ideal que descanse a la altura de la cadera, en esa parte en la que normalmente usamos el cinturón.  Y antes de realizar la compra, comprueba el peso de la mochila; muchas están hechas con materiales ligeros como el nailon, pero algunas podrían ser pesadas incluso vacías.

Usa cuadernos sin anillas y carpetas

Probablemente el mayor peso de tu mochila provenga de los cuadernos. Para reducir la carga, conviene comprar cuadernos sin anillas y de pasta fina, que son bastante más ligeros. Y en vez de llevar una carpeta enorme en la que llevar tareas y apuntes de todas las asignaturas, compra  pequeñas carpetas para cada clase. Así, podrás dejar en casa o en tu taquilla las carpetas de aquellas asignaturas que no vayan a ser impartidas.

De igual modo, ¡equípate para la escuela! Limpia tu mochila porque a veces se llena de cosas innecesarias. Decide qué necesitarás cada noche antes de ir a dormir y selecciona aquellos cuadernos, papeles o bolígrafos que puedan servir al día siguiente. Es probable que estés transportando libros de materias que no vayas a utilizar y estén añadiendo peso. Además, el hecho de vaciarla diariamente, evitará que aparezcan antiguos trabajos o apuntes innecesarios en el fondo de la mochila.

Reparte bien el peso de tu mochila

A la hora de guardar los libros, es conveniente que estos vayan cerca de la parte trasera, es decir, cerca de tu espalda. Y es que si están cerca de la parte exterior tirarán de tu espalda en esa dirección, obligándote a adoptar una posición errónea pudiendo llegar a  provocar una lesión.

A buen seguro tu mochila cuenta con gran variedad de bolsillos. Cuánto más puedas distribuir su peso, más ligera te parecerá. Por ello trata de usar todos los compartimentos. Y si no es posible, llevar algún cuaderno o carpeta fuera de la mochila no es una mala idea. Quizás no tengas las manos libres, pero repartirás el peso y el volumen.

 Utiliza la tecnología, si es posible

Cuantos menos papeles y libros tengamos en la mochila, mejor. Por ello, y dado los tiempos que corren, quizás el profesor permita que acudas a la clase con un ordenador portátil. Algunos libros de texto están en formato electrónico, o puedes escanear los libros para guardarlos en tu ordenador. Así solo tendrás que cargar con él en vez de con todos los libros y cuadernos. ¡Usa la tecnología!

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