Seguro que en más de una ocasión mientras disfrutabas de las olas y te pegabas un baño para refrescarte del calor veraniego, has tragado agua del mar por accidente. Al instante te habrás preguntado: ¿por qué el agua del mar es salada? Es un fenómeno que se da en el mundo entero, sin importar el lugar del planeta en el que te encuentres. El 70% de la Tierra es agua, pero solo el 2,5% es dulce (ríos y lagos, por ejemplo) siendo el restante salada. Aparece mayormente en mares y océanos, pero ¿por qué se da este fenómeno?
¿Por qué el agua del mar es salada?
La explicación es simple. Pese a que los mares y océanos de la Tierra nacieron siendo de agua dulce, durante millones de años los ríos han ido depositando en éstos diferentes sales minerales procedentes de la erosión de las rocas. Además, a pesar de todo el tiempo que ha transcurrido desde el origen de nuestro planeta, el proceso de salinización del agua del mar nunca fue interrumpido, por lo que la acumulación de estos sedimentos ha provocado que las grandes masas de agua oceánicas alcancen un índice de concentración de sal medio de 3,5%. Los dos elementos principales contenidos en agua de mar son el cloro (1,9%) y el sodio (1%) que al combinarse dan lugar a lo que conocemos como sal.
Además de las corrientes de agua que desembocan en el mar, hay que unir otros fenómenos que contribuyen a aumentar la salinidad: los deshielos, la evaporación del agua, las erupciones volcánicas, el viento, el movimiento de las olas o las corrientes marinas provocan que la cantidad de sal en el agua del mar no sea la misma en todos los lugares.
¿Por qué entonces los ríos no son salados? También existe una explicación…
El agua de los ríos siempre está en constante movimiento (a menos que haya sequía), lo que impide que estos pequeños restos de las rocas se estanquen y concentren en el cuerpo de agua del río. Sin embargo, aunque se suele decir que su agua es dulce, lo cierto es que también contienen sales minerales, solo que en menor grado.