El general Invierno, el general más temible por sus enemigos y un incómodo compañero de viaje para quienes osaban retarle, fue sin duda el mejor aliado de los diferentes ejércitos rusos a lo largo de la historia, los cuales contaron con su inestimable colaboración para defender su territorio.
Temido por los generales enemigos, el general Invierno siempre fue un elemento a tener en cuenta cada vez que se planeaba una invasión sobre Rusia desde tierras europeas que, debido a su constancia y perseverancia, acababa decantando la balanza del lado de los intereses rusos.
Estamos hablando ni más ni menos que del crudo invierno ruso, el cual se convirtió en un elemento determinante en las invasiones a territorio ruso que se produjeron en los siglos XIX y XX; las más importantes: la ‘grande armée’ de Napoleón en 1812 y la Operación Barbarroja acometida por los ejércitos alemanes de Hitler en 1941. Ambos líderes fracasaron estrepitosamente en su propósito de conquistar este inmenso país, hecho que supuso un punto de inflexión en sus carreras militares.
Este invierno ruso dura 5 meses, de noviembre a finales de marzo, y dificulta de gran manera el transporte debido a las gélidas temperaturas que se llegan a alcanzar. Dependiendo de la zona del país, se pueden llegar incluso a temperaturas de -60ºC, aunque en la capital, Moscú, las temperaturas mínimas alcanzadas son ‘algo’ más suaves: -30º. Aunque es cierto que algo de aire mitológico tiene, nadie ha sido capaz de vencer a este implacable general.