¿Por qué cantamos en la ducha?

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Por curioso que parezca, la ducha es para muchos el momento de soltarse la melena y pegarse el homenaje de cantar a grito pelado.  ¿Quién no ha cantado alguna vez en la ducha? Puede ser que lo hagamos para entretenernos  o como terapia para combatir el estrés, aunque existe otra buena razón…

Cantamos en la ducha porque la voz suena mejor. El fenómeno se debe a que las paredes duras y lisas recubiertas con baldosas hacen que el baño funcione como una caja de resonancia. El sonido se refleja en las paredes y rebota contra varias superficies antes de llegar a nuestros oídos, aumentando su intensidad y haciendo que nuestra voz parezca mucho más potente. Además, al acoplarse los distintos sonidos, se enmascaran las notas desafinadas, y la reverberación hace que la voz se mantenga más tiempo en el aire después de emitir cada nota.

Como curiosidad, añadir que en los inicios de las grabaciones musicales, cuando no existían los modernos equipos de sonido, se solían utilizar salas forradas de azulejos para mejorar la acústica. En la actualidad, hay quien todavía emplea este sistema: es el caso de Bjork, que grabó una de las canciones en el baño de una discoteca, o PJ Harvey, que también está enamorada de la acústica del baño de su casa y graba allí muchas de sus canciones.

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