El solsticio de invierno es el momento de mayor inclinación de La Tierra con respecto al Sol y, por tanto, el día con menos horas de luz del año. En el hemisferio norte, el solsticio de invierno tiene lugar el próximo 21 de diciembre, mientras que en el hemisferio sur se celebra el 21 de junio.
A lo largo de la historia, los solsticios han dado lugar a leyendas y tradiciones de todo tipo, muchas de las cuales perviven en la actualidad. La noche más larga del año marca el fin de la oscuridad, el instante en el que los días comienzan a ser cada vez más largos. Por eso, se festeja en numeros lugares del mundo con simbolismos de fuego y luz.
Muchas culturas creían que el Dios del Sol nacía el 21 de diciembre e iba creciendo a medida que pasaba el tiempo, hasta morir en el solsticio de junio. Según las creencias tradicionales chinas, el yang –es decir, lo relacionado con el bien- también aumenta a partir de este momento. Por eso, se celebra el solsticio de invierno con una suculenta comida familiar, en la que no falta el Tang Yuan, las bolas dulces de arroz que simbolizan la unión familiar y la prosperidad.
En otros lugares como la localidad inglesa de Brighton el solsticio de invierno es una ocasión ideal para quemar objetos de papel -principalmente faroles y relojes- como simbolismo del fin de una época y el comienzo de otra nueva, sin los elementos superflúos que deben consumirse en la hoguera.