Canciones populares, bailes típicos, poesías, cuentos, representaciones teatrales… cualquier tipo de expresión cultural es bienvenida para celebrar el Día Mundial de la Lengua Materna, una jornada creada en 1999 para fomentar la tolerancia idiomática e incentivar la diversidad y la educación multilingüe.
Lejos de beneficiar a la humanidad, la progresiva desaparición de lenguas minoritarias constituye un empobrecimiento cultural irreparable, un daño al patrimonio de los pueblos de primera magnitud.
Se da la circunstancia de que son muchas las personas que hablan idiomas en peligro de desaparición, lo que les obliga a aprender uno nuevo para poder desarrollar sus actividades cotidianas, relegando el uso de su lengua materna al ámbito familiar.
Se considera que una lengua está en peligro cuando la hablan menos de 100 mil personas. En estos casos, se antojan necesarias políticas de protección que eviten la pérdida.
¿Sabías que…?
Alrededor de 30.000 lenguas han desaparecido desde que el ser humano comenzara a hablar. Actualmente, quedan entre 6.00 y 7.000, y casi la mitad de ellas están en peligro de extinción.
Les comparto mi poema, inspirado a fin de . . .
QUE NO SE PIERDA UN IDIOMA, QUE NO SE EXTINGA UNA LENGUA
Que no se pierda un idioma,
porque la ignorancia asoma,
que no se extinga una lengua,
porque la cultura mengua.
Idioma es inteligencia,
lo que hace la diferencia,
comunicación humana,
que a las regiones hermana.
Lenguaje igual a intelecto,
propio del ser más correcto,
idiosincrasia de un pueblo,
producto de su cerebro.
El habla es el fundamento,
comprensión y entendimiento,
de una raza, . . . su conciencia,
distinción y pertenencia.
Lingüístico es el problema
que se aborda en el poema,
¡globalización avanza,
como fiera, cruel, a ultranza!
Extinguiendo tradiciones
de la gente, . . . sus pasiones,
acabando con la historia
de las naciones, . . . su gloria.
¡Un no a la modernidad!,
a aquella que, sin piedad,
se cierne sobre el pasado
que, en el bien, se ha cimentado.
Si se abandona un idioma,
el daño se vuelve axioma,
si hay olvido de una lengua,
oscurantismo sin tregua.
Triste adiós a las raíces,
en el alma cicatrices,
despido a la identidad,
¡por Dios, que barbaridad!
¿Que decir de los dialectos,
de los viejos . . . predilectos?,
su desuso cruel presagio:
“de la costumbre . . . naufragio”.
Hay que preservar lo nuestro,
como dijera el maestro,
y enseñarle a juventudes,
de un idioma, . . . las virtudes.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
México, D. F., a 19 de julio del 2013
Dedicado a mis ahijados, Licenciados en Educación Intercultural Bilingüe (Purépecha-Español*Español-Purépecha), CC. Dulce de la Cruz Séptimo y Andrés López Juan.
Reg. SEP Indautor No. 03-2013-111212464200-14