¿Cómo estudiar para un examen?

Sociedad Ir a comentarios

No vamos a engañar a nadie. Estudiar es probablemente una de las tareas más aburridas a las que tengas que enfrentarte. Sentarte delante de un libro a leer y releer lo mismo hasta memorizarlo cuando podrías estar en la calle con tus amigos o viendo el último capítulo de tu serie favorita requiere una gran dosis de concentración y disciplina. Esta es una pequeña guía para que veas que estudiar para un examen es un proceso que se puede dividir en pequeñas tareas que podrás ir superando fácilmente si te concentras en cada una de ellas siguiendo un orden. Piensa en un videojuego de arcade… hay varios niveles, y al final hay un boss. Que en este caso es un examen. Y todos los bosses tienen su punto débil.

Mario y Bowser
¿Habrá estudiado Mario?

Mira el calendario

Como habrás oído en infinidad de ocasiones, lo ideal es estudiar un poco todos los días. Nosotros apoyamos esa idea. Dedicarle un rato a diario a estudiar lo que has visto en cada asignatura hará que tu cerebro se acostumbre a retener los conocimientos que vas adquiriendo poco a poco y, llegado el momento del examen, solo te bastará con repasar un poco el día anterior para recordar todo y ponerlo en práctica para acabar con esa prueba. O bueno, para aprobarla con buena nota.

Sin embargo, puede que por pereza, falta de tiempo o un olvido (¡cómprate una agenda, Sherlock!) solo dispongas de unos pocos días o una tarde para afilar tus armas y preparar ese examen. No pierdas tiempo en lamentos inútiles y ponte manos a la obra. Presta atención porque puedes con ello.

Prepárate

Lo primero es buscar las condiciones adecuadas para estudiar. Empieza por ti mismo, porque eres el protagonista de la película. Estudiar con sueño, con hambre, con la vejiga llena o apestando porque acabas de jugar un partido de fútbol hará que el estudio sea menos eficaz. Así que soluciónalo: merienda, visita el cuarto de baño o trata de despejarte porque vas a enfrentarte a una tarea que requerirá los cinco sentidos. Bueno, en realidad solo uno. Pero toda tu atención.

Ahora que todo está OK en lo que a ti respecta, busca el entorno adecuado para ponerte a empollar. Necesitas silencio, buena iluminación y cero distracciones. Si estás solo en la habitación, lo llevarás mejor. Y si vas a estar en compañía, procura que sea de gente que también esté estudiando. Y si no, hazles saber que no deben distraerte. Poca gente es capaz de estudiar una lección con su hermano pequeño pegándole pelotazos en la cara cada medio minuto.

Ruido
Procura evitar estudiar en este tipo de ambientes.

Divide el trabajo

Toca organizarse, recordar las palabras de Julio César “divide y vencerás” y aplicarte el cuento. Piensa: ¿En cuántas partes puedes dividir la materia que entra en el examen? Seguramente tengas la respuesta más cerca de lo que crees. Las lecciones, unidades didácticas o temas de los que se componen los libros de texto son unidades de conocimiento bien organizadas, por lo que seguramente puedas dividir lo que entra en el examen de esta manera. Si el examen es de Ciencias Naturales sobre animales vertebrados, probablemente te interese dividir la temática por aves, peces, mamíferos, reptiles y anfibios si tu profesor así lo ha hecho durante las clases.

Julio César
Haz como Julio César y divide. A no ser que sea un examen de multiplicar.

Lee

Ahora la primera lección está aterrorizada, porque sabe que la has arrinconado y que te dispones a devorarla. No tengas piedad.

Esta batalla se empieza leyendo. Seguramente ya hayáis visto la lección en clase, así que ahora trata de hacer una lectura más analítica. No es necesario que vayas memorizando sobre la marcha, simplemente lee asimilando la información poco a poco y sin prisa. Vete identificando las ideas más importantes porque te harán falta más adelante. Al mismo tiempo, trata de darte cuenta de qué información es la menos necesaria… No todo lo que dicen los libros es oro a la hora de preparar un examen.

Subraya las ideas principales

Una vez hayas terminado de leer, es hora de subrayar. Vuelve a leer la lección rápidamente y subraya las ideas que creas importantes. Vale, casi todo es importante, pero resalta solo aquellas palabras que reflejen las ideas principales de la lección. Para subrayar bien, hazte esta pregunta: ¿Qué tengo que señalar en cada página para que, mirando solo las palabras subrayadas, me pueda enterar de lo que dice el texto? Y recuerda: Subrayar todo es no subrayar NADA.

Subrayado abusivo
Este tipo ha subrayado toda la página. No hagas como él.

Subraya las ideas secundarias

Cambia de color de rotulador/lápiz/bolígrafo, porque vas a comenzar a subrayar otro tipo de ideas. Las ideas secundarias son igual de importantes que las principales porque te permiten profundizar en los temas en lugar de simplemente mencionarlos. La diferencia que tienen con las ideas principales es que penden de ellas, porque por sí solas no vienen a decir mucho.

Señala los datos

Los libros de texto están repletos de ellos. Los datos son pequeños pedazos de información muy concreta que sirven para enriquecer las ideas y dotarlas de significancia. Los datos son las fechas, los nombres de los autores de una corriente literaria, las características técnicas de un tipo de obra… Trata de identificarlos y señalarlos porque te van a ayudar a concretar tus conocimientos.

Esquematiza

Sparrow mapaAhora es cuando entra en juego tu capacidad de síntesis, es decir, de componer cosas propias con la información ajena que has absorbido de la lección. Porque el libro no lo has escrito tú, ¿no? Prepárate, porque es hora de hacer el esquema.

Piensa en el esquema de una lección como si fuese un mapa de ideas. Y como todo mapa, un esquema ha de ser visualmente claro y no debería ocupar más de una cara. Las secciones de una lección se componen de ideas principales, luego de ideas de inferior categoría y por último de datos. Cada elemento tiene que estar asociado al elemento del que pende de una manera clara. Esto último lo puedes hacer con llaves, flechas, diagramas radiales o cualquier tipo de esquema. Al final, lo importante, es que se vea bien reflejada la jerarquía de ideas. Es decir, el orden de importancia de estas.

Resume

Ya tienes el equipamiento para luchar contra el examen. Ahora toca entrenarte para usarlo, y a este entrenamiento le vamos a llamar “resúmenes”.

Un resumen debería ser un texto que refleje el contenido de la lección pero de manera breve y con tus propias palabras. Trata de escribir en una página el contenido de una lección, dedicando un párrafo a cada sección. Y no mires el libro: apóyate en tus esquemas. Así, podrás comparar tu resumen con el libro y ver si te ha quedado todo claro.

¡Repite, repite, repite!

Repite este proceso con el resto de lecciones. Si estás cansado, tómate un respiro, estira las piernas y charla un rato con un pariente o un amigo. A lo mejor es suficiente por hoy y sea la hora de dejarlo para el día siguiente. Pero no te engañes, esto no es una excusa para dejarlo todo para el último día.

Sofá
Y mantente lejos del sofá. ¡Es tu fin!

Tienes el equipamiento y el entrenamiento para utilizarlo… Ahora solo tienes que mantenerlo afilado. ¡Repasa, repasa y repasa! Si has hecho todo lo demás bien, repasar es un placer: Consiste en comprobar una y otra vez que has estudiado correctamente, comparando lo que tienes en tu cabeza con lo que está en el libro. Trata de memorizar los esquemas, que será una tarea más fácil en la medida en que hayas hecho tus esquemas más gráficos porque aquí entrará a ayudarte tu memoria fotográfica.

El momento de la verdad

Has dedicado horas a preparar este momento. Métete esa frase en la cabeza, porque con esa afirmación podrás mantener la calma en caso de que te asalten los nervios. Lo importante es que te presentes al examen descansado y con todo tu equipamiento listo, afilado y bien organizado. Te deseamos mucha suerte.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *