Los cliffhangers son una de las señas de identidad de las series de televisión modernas, serializadas -a veces hasta la extenuación- y entendidas como una historia única y alargada en el tiempo. Este recurso conclusivo es una de las técnicas argumentales más clásicas de las novelas por entregas, así como de todos esos best-seller pendientes de tenerte pegado a sus páginas, pero ¿qué es exactamente un cliffhanger?
Se denomina cliffhanger a esa escena justo al final de un episodio que deja a medias las tramas, que interrumpe un hecho, para sacudir la intriga en el espectador, quien estará deseoso por saber cómo continúa. Literalmente significa algo así como «colgando de un acantilado», o «al borde del precipicio». De hecho, como en el caso de ‘salto del tiburón’, parece tener su origen etimológico en una situación donde concretamente alguien estaba colgando de un abismo.
La idea de dejar a medias al espectador es algo casi tan viejo como la literatura misma – incluso la Scheherezade de ‘Las mil y una noches’ utilizaba el recurso de manera recurrente-, pero este neologismo anglosajón no apareció en el Diccionario Oxford hasta 1937.
El término cliffhanger pudo haberse originado, sin embargo, en la novela serializada pulp ‘A Pair of Blue Eyes’ de 1873, publicada en periódicos a capítulo mensual. Como era de esperar, el escritor Thomas Hardy decidió dejar a su héroe en uno de los finales de capítulo literalmente colgando de un acantilado, lo que se convirtió en un tópico de la prosa victoriana. Tras Hardy, todos sus compañeros contemporáneos siguieron esta estructura de suspense de manual, que sería criticada como facilona. El secreto no estaba en hacer un buen cliffhanger, sino en saber resolverlo, tarea mucho más complicada dado que el final inesperado sería construido sin mayor razón que la puramente comercial. Por eso no es raro que, en muchas ocasiones, fueran eliminados de la novela cuando ésta tomaba forma unitaria.
A principios del siglo XX, el cliffhanger no tardó en migrar hacia la gran pantalla, hasta esos seriales en blanco y negro semanales que seguían las estructuras de las famosas novelas pulp. ‘The Perils of Pauline’ (1914) tenía un episodio donde, por supuesto, la damisela en peligro protagonista quedaba colgando de un precipicio y a punto de caer, sin solución aparente.
La televisión ha dado una cantidad infinita de cliffhangers. La serie clásica del Batman de Adam West, por ejemplo, terminaba siempre con uno, donde el locutor anunciaba aquello de ‘Les esperamos a la misma bat-hora en el mismo bat-canal’. Los grandes cliffhangers, además, desde la década de los 80, se colocan a final de temporada, cuando el espectador deberá esperar unos meses para ver resolver las tramas -un tiempo en el que los guionistas deberán estrujarse el coco para buscar una idea apropiada.
La parodia de los culebrones, ‘Soap’ (Enredo) los popularizó en EE.UU., aunque fueron ‘Dinastia’, ‘Falcon Crest’ y, sobre todo’, ‘Dallas’ las que lo convirtieron en seña de identidad. Esta última, en concreto, tuvo a todo el mundo planteándose en el final de su segunda temporada ‘¿Quién disparó a J.R.?’, que incluso sería parodiado por ‘Los Simpson’ en ‘¿Quién disparó al Señor Burns?’. Los responsables de la familia Ewing se atrevieron, más tarde con giros mucho más macabros.
Finales como éstos donde se lee ‘Continuará…’ o ‘¿El final?’ y que se atreven a cambiar el status quo, a matar a un protagonita -o a asesinar, aparentemente, a todo el elenco- o a soltar una revelación de último minuto. Peor le salió a David Lynch el final de la segunda temporada de ‘Twin Peaks’, creado para tratar de conseguir una renovación pero que dejó a los espectadores con una sensación de coitus interruptus. El final, aún así, dio un giro argumentativo que sumó capas a esta pequeña joya de la historia de la narrativa. Series históricas como ‘V’, ‘Carnivale’, ‘Pushing Daisies’ ‘Ángel’ y ‘Lois y Clark: las nuevas aventuras de Superman’ tampoco pudieron terminar de manera apropiada, dejándonos con un cliffhanger hecho para que los fans se estrujaran los sesos ideando una continuación.
Series modernas como ‘True Blood’, ‘Perdidos’, ‘Alias’, ‘Galáctica’, ‘Dexter’, ‘Prison Break’ o ’24’ se han hecho famosas por utilizar este recurso constantemente.
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