¿Cuál fue la primera Blancanieves cinematográfica?

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2012 ha sido un año mágico para las Blancanieves cinematográfica. Cineastas de diferentes partes del globo se han atrevido a dar tres perspectivas muy diferentes del cuento clásico de los hermanos Grimm.

El londinense Rupert Sanders se puso manos a la obra para convertir su historia en una gran franquicia cinematográfica, deudora de Tolkien, en ‘Blancanieves y la leyenda del cazador’. El indio Tarsem Singh tiró de estética colorista y visual para ‘Mirror, Mirror’, donde Julia Roberts como la malvada reina toma el epicentro del relato. El bilbaíno Pablo Berger, por último, se ha llenado de valentía para narrar las andanzas de una ‘Blancanieves’ torera, en una cinta muda y en blanco y negro que logra transportarnos a otro tiempo. En televisión, incluso podemos disfrutar semana tras semana de las aventuras de la Blanca moderna, de armas tomar, a la que caracteriza Ginnifer Goodwin y su crecida hija (Jennifer Morrison) de ‘Érase una vez’ (Once Upon a Time). Pero, ¿Cuál fue la primera Blancanieves del celuloide?

Es indudable que la más recordada para todos siempre será la animada versión del clásico de Walt Disney, ‘Blancanieves y los siete enanitos‘ (1937), que se coronó como el primer largometraje de la compañía del ratón. No obstante, más de 20 años antes, en los anales del cine, el personaje ya se paseaba por las salas, gracias a una cinta muda que seguro que Berger se repasó unas cuantas veces antes de ponerse manos a la obra con su proyecto soñado.

‘Blancanieves’ (Snow White) apareció por primera vez en la gran pantalla en el lejano 1916, de la mano de la productora Famous Players-Lasky Corporation, propiedad de los magnate Adolph Zukor y Jesse L. Lasky, y la distribución de Paramount. El productor teatral Daniel Frohman apadrinó la cinta dirigida por J. Searle Dawley y escrita por Winthrop Ames en la que convertían a la joven Marguerite Clark en heroína.

Por aquel entonces, un Walt Disney de tan solo 15 años se quedó tan maravillado por la obra, que no pudo sacársela de la cabeza hasta que por fin dio su propia perspectiva del clásico. El genio de la animación nunca negó dónde nació su musa. No en vano, Clark fue el modelo para crear en los años treinta a la icónica figura animada, amable, ingenua y dulce. Solo con ver unos fotogramas, la inspiración queda patente. La cinta muda, a su vez, estaba basada en la obra teatral homónima que contaba con la misma actriz protagonista. Esta ‘Blancanieves y los siete enanitos’ se estrenó por primera vez sobre las tablas el 31 de octubre de 1912 en el Little Theatre de Broadway, propiedad del autor del libreto, el propio Ames.

En otro orden de cosas, Creighton Hale daba vida al Príncipe Florimond; Dorothy Cumming se metía en la piel de la Reina Brangomar/Mary Jane; Lionel Braham interpretaba a Berthold, el cazador, y Arthur Donaldson era el Rey. Ellos serían los primeros en dibujar una serie de personajes a los que veríamos pasear posteriormente por todo tipo de producciones. Kristen Stewart, Lily Collins y Macarena García toman ahora el mando de uno de los caracteres más queridos de la literatura infantil.


La versión de Disney, sin embargo, no fue siquiera la primera vez que el público veía una Blancanieves animada. Ese honor pertenece a la sensual Betty Boop, que, en 1933, protagonizó un cortometraje humorístico donde ejercía las labores de esa chiquilla con el rostro blanco como la nieve.

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