El acoso escolar, también conocido como bullying, es un término que desafortunadamente ha ganado popularidad en los últimos años debido a los innumerables casos que se están detectando en los colegios. Se trata de un comportamiento agresivo realizado de forma intencionada y repetitiva entre estudiantes. Por ello, el bullying se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los padres con respecto a la educación de sus hijos.
¿Qué es el bullying?
Bullying es una palabra anglosajona cuyo significado es intimidación. La persona que ejerce el acoso escolar lo hace para imponer su poder sobre el otro mediante maltrato psicológico, verbal e incluso físico. La víctima suele sufrir callada en la mayoría de los casos por vergüenza o miedo a represalias, por lo que los padres y profesores son los últimos en enterarse de lo que sucede.
El bullying suele ser practicado contra niños que se diferencian de sus compañeros por diversos motivos y que se caracterizan por tener dificultades para defenderse debido a su baja autoestima y su sensación de inseguridad. Aunque puede ocurrir en diversos lugares, generalmente está relacionado con el entorno escolar. Y, por supuesto, dado el papel que actualmente tienen la tecnología y las redes sociales en nuestra sociedad, también existe lo que se conoce como ciberbullying.
¿Cuántos tipos de acoso escolar existen?
Al margen del ya mencionado ciberacoso, hay distintas formas de acoso escolar que aparecen con frecuencia de forma simultánea:
Físico: Es el tipo de acoso escolar más visible porque el alumno utiliza su fuerza física para amedrentar. Puede tratarse de una agresión directa (patadas, golpes, empujones e incluso escupitajos) o indirecta (cuando se producen daños materiales en los objetos personales de la víctima, como la mochila escolar) y suele producirse en presencia de otros compañeros.
Verbal: Es el más habitual y a la vez el más difícil de detectar porque solo deja huella en la víctima y muchas veces se confunde con “bromas de niños”. Los insultos, motes despectivos, burlas sobre sus rasgos físicos o menosprecios en público son solo algunas de las cosas que pueden minar la autoestima de la víctima.
Psicológico: se realiza mediante amenazas para provocar el miedo en la víctima y forzarla así a hacer cosas que no desea ni debe hacer, o para lograr algunos de sus objetos o dinero.
Social: Se caracteriza porque puede producirse tanto dentro como fuera de los centros educativos. Con él se trata de dañar la reputación del alumno y separarlo y marginarlo del grupo de compañeros. Se impide a la víctima participar en cualquier actividad ignorando su presencia y no contando con ella para nada.
¿Cómo detectar el bullying?
Generalmente se produce un cambio de comportamiento en la víctima, pero de manera paulatina. Como consecuencia del acoso, el alumno se muestra incómodo por el simple hecho de tener que acudir a la escuela y se pone nervioso cuando tiene que hacerlo. Por ello, intenta siempre poner excusas. Si el alumno baja su rendimiento escolar sin causa aparente o ya no quiere jugar con sus amigos en el patio del colegio, podemos estar ante un caso de bullying.
¿Qué hacer si nuestro hijo o alumno sufre acoso escolar?
Si nuestro hijo tiene cambios de humor es fundamental hablar con él para descubrir cuál es el motivo, y en el caso de que reconozca ser víctima de un acoso escolar, hay que apoyarle y hacerle saber que no es culpa suya para reforzar así su autoestima. De igual modo, hay que ponerse en contacto con el colegio, concertando una cita con el tutor para darle a conocer la situación y encontrar una solución al problema.
En cuanto a los profesores, es primordial vigilar con atención a todos los alumnos implicados para que la situación esté controlada en todo momento y no se agrave. Cuando se hable con los estudiantes, tiene que estar presente toda la clase (aunque no participen de forma activa) para que todos conozcan la situación y se resuelva cualquier dificultad.
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